Bonos en una cartera de inversión (y III)
Por último puede venir asociado a los bonos gubernamentales el denominado riesgo de tipo de cambio, que lo pueden sufrir todos aquellos bonos referenciados a monedas distintas a las del inversor y que pueden, por tanto, verse afectados por los movimientos contrarios que pueden darse en los tipos de cambio en los mercados de divisas.
Por otro lado, y en referencia a los riesgos inherentes a los bonos emitidos
por corporaciones privadas, hay que distinguir principalmente dos tipos de
riesgo, a saber, el riesgo de rescate anticipado del bono y el riesgo de
jerarquía.
En cuanto al primero de ellos, es decir el riesgo de rescate anticipado, hay
que definirlo como el riesgo que tiene el tenedor de un bono a que el emisor
ejerza una opción de compra anticipada si el bono es rescatable.
El segundo de los riesgos de los bonos corporativos es el denominado riesgo
de jerarquía que supone la jerarquía o preferencia con la que se ha
clasificado a la deuda corporativa en caso de liquidación de una empresa (muy importante para el bonista en caso prelación de créditos si se llega a
producir una suspensión de pagos o quiebra de la empresa emisora del bono).
De todos los riesgos mencionados, el riesgo de crédito y el riesgo de mercado son los que tienen que tener más en cuenta los tenedores de bonos. Es el riesgo de crédito el que ha de ser controlado de forma más cuidadosa y, para minimizar el mismo, los bonos suelen tener garantías, seguros y clausulas al respecto, siendo escrupulosamente controlados por las agencias de calificación de riesgo.
Los precios de los bonos mantienen una estrecha e inversa relación con los
movimientos de los tipos de interés, por lo que el riesgo de mercado o de
precio es una de las mayores preocupaciones de todos aquellos que invierten en bonos, al estar expuestos al efecto de las fluctuaciones de los tipos de interés, puesto que dichos cambios pueden tener un impacto bastante significativo en el valor de los bonos.
Carmen Muñoz