CFDs (yIII)
Veamos un ejemplo de operativa con CFDs, si invertimos en 100 acciones de Microsoft a 18 euros cada acción. Para ello abrimos un contrato con el bróker o Sociedad de Valores, que es el que compra los títulos. Nosotros como inversores no tenemos que desembolsar los 1.800 euros que cuesta la operación en Bolsa -esto lo hará el bróker o Sociedad de Valores por nosotros-, sino tan solo un porcentaje de la cantidad real pagada en bolsa por los 100 títulos de Microsoft, que oscilará entre el 5% si la operación es intradía o el 10% si la operación queda abierta al cierre de la sesión bursátil diaria. Es decir, estaríamos hablando de que, ante una inversión real de 1800 euros, tan sólo deberíamos desembolsar una suma -no en concepto de compra, sino de garantía- de 90 a 180 euros.
Seguimos desarrollando el ejemplo: si las acciones de Microsoft suben a desde 18 euros que fueron compradas hasta 18,25 euros y el inversor desea liquidar su contrato por diferencias, dará orden al broker que venderá la 100 acciones de Microsoft. El beneficio que recibe el inversor será la diferencia con el precio de compra, es decir, 0,25 euros X 100 acciones = 25 euros. Esto supone una rentabilidad del 25% sobre la cantidad real desembolsada por el inversor en el supuesto de que la inversión se hubiese mantenido abierta durante más de una sesión bursátil. Si la operación se hubiera desarrollado intradía, el beneficio sería el doble que el anterior, es decir del 50%.
Esto hace de los CFDs un producto atractivo para el inversor debido a sus grandes posibilidades de revalorización y obtención de una gran rentabilidad. Ojo que si la operación se torna perdedora tendremos los mismos porcentajes de pérdidas. Por ello es importante ser cautos.
Artículo de Carmen Muñoz publicado en El Correo de Andalucía el 03/04/2015 en la sección Economía/Bolsa